Después de su encuentro con los Piratas de Sombrero de Paja, Ace retoma su misión implacable de encontrar a Teach, alias Barbanegra. Su aventura lo lleva a una pequeña aldea donde, fiel a su estilo, entra a un restaurante a comer sin pagar mientras recopila información sobre su objetivo. En medio de esta búsqueda, Ace se topa con un doctor apodado Barbanegra, al que confunde con el temido pirata. Sin dudarlo, lo ataca, lo que provoca la furia de los aldeanos, quienes lo arrojan al río.
Justo cuando todo parece perdido, Ace es rescatado por Moda, una joven que aparece en el momento oportuno. A cambio de un poco de leche, Ace acepta el encargo de entregar una carta a la base G-2 de la Marina, situada en el Grand Line. Con determinación, se infiltra en el cuartel marinero, aprovechando un festín en la cafetería donde, en un arrebato, golpea a un marine que hablaba mal de Barbablanca.
Adentrándose más en la operación, Ace asume la identidad de un capitán de la Marina para moverse entre los altos mandos, quienes, curiosamente, detestan el sabor del café —especialmente el Vicealmirante Comil. Sin embargo, la situación da un giro inesperado: mientras se desplaza en un barco de exploración, este comienza a incendiarse de manera repentina. Utilizando las habilidades de su fruta del diablo, Ace logra apagar las llamas y rescatar a los marines atrapados, ganándose su reconocimiento momentáneo.
Pero el alivio dura poco, ya que su verdadera identidad es descubierta, obligándolo a huir apresuradamente. Antes de escaparse, cumple con entregar la carta de Moda, quien resulta ser la hija de los cocineros de la Marina. Gracias a este gesto, los marines finalmente disfrutan de un reconfortante café con leche.
Con este caótico y cómico episodio atrás, Ace reanuda su búsqueda de Barbanegra, dejando tras de sí una estela de enredos y desafíos que reflejan tanto su determinación como el inusual humor que marca su camino.
